Motivación no es tener ánimo, motivación es tener motivos.
- Juan Rauseo
- 27 may 2016
- 2 Min. de lectura
La estimulación que una persona experimenta en la empresa en la que trabaja, cualquiera que sea su rubro o servicio, influye en la eficacia y en la eficiencia de su desempeño cotidiano. Lo que no es sencillo de explicar es la razón por la que algunas empresas aún – hoy día con tanta información al respecto - dedican tan pocos recursos y estrategias a mejorar ese factor tan importante; considerando que al final son sus resultados los que se ven mermados por dicha situación.
Una de los factores clave para generar un contexto motivador y retador en el ámbito de la organización es que sus directivos le pongan valor a las competencias y esfuerzo de sus empleados. Formarlos, alentarlos, entenderlos, exigir con base en objetivos concretos, hacerse cercanos.
¿Esto por qué? Porque la psicología actual está en lo cierto. “Si alguien no trabaja con energía es porque no está motivado, y sabemos que no está motivado porque se ve que trabaja sin energía.” Entonces, ¿cómo hacemos para motivar?
Si eres directivo de una empresa, o estás en alguna gerencia de interés nominal o con un grupo de empleados a tu cargo y tus objetivos dependen de ellos, es fundamental aceptar que ni tú ni tu gente estarán siempre motivados. Lo que debes hacer es crear un contexto de trabajo y de colaboración que dependa más de los planes marcados, es decir los objetivos, que del ánimo propagado.

Dicho de otra forma, se sienta como se sienta tu equipo lo importante es hacer lo que debe, lo que se ha planificado entre todos. Pero, recuerdo, la frialdad no es la vía. No subestimes nunca a tu equipo. Lo que queremos decir es que la motivación no depende especialmente de lo que pensamos o sentimos.
Muchas personas no están muy contentas yendo al trabajo cada mañana y sufren pensamientos y emociones negativas al respecto, pero acuden y luego incluso trabajan con ánimo. Y al contrario, personas que se escaquean y se quedan en casa, se descubren desanimadas por no acudir. Muchas personas inicialmente desanimadas para hacer algo, pero con motivos para hacerlo, acaban haciéndolo durante gran parte de sus vidas. Y es que el ánimo y la motivación son cosas diferentes.
El empleador no debe centrarse directamente en las emociones de sus empleados, eso sería manipularlas. Tan sólo debe tratar de dar motivos para venir a trabajar y para querer trabajar. Porque motivar no es animar, es dar razones para seguir contigo teniendo muchas opciones o no teniendo ninguna.
Commenti